Sharon McNally, guía de Casa de Niños con más de 20 años de experiencia, nos acompañó durante los primeros meses de este curso escolar, acompañando en el aula, colaborando con el equipo pedagógico de la escuela y asesorando al equipo directivo. Además de guía, es consultora especializada en escuelas Montessori y ofrece sus servicios a colegios de todo el mundo. Actualmente está colaborando con la implementación de este modelo pedagógico en Botswana.
Os dejamos, a continuación, las reflexiones que compartió en una reunión para los padres de la escuela. Agradecemos la valiosa experiencia de esta guía irlandesa y sudafricana; una mujer viajera, creativa y llena de recursos.
Montessori no solo se limita al aula como un enfoque educativo, sino que también debe entenderse como una opción de estilo de vida. Esto sucede cuando el niño es capaz de hacer una transición fluida de la casa a la escuela. ¿Qué es la educación Montessori? ¿Cuáles son los principios más importantes?
El ambiente preparado en un aula Montessori
El ambiente y cada pieza del material se preparan cada día después de que vuestros hijos salen de la escuela al final de una jornada escolar, de modo que esté todo listo para utilizar al día siguiente. Todo tiene un lugar, y todo se usa de cierta manera. No todos los materiales son para todos los grupos de edad, por lo que les decimos a los niños que deben pedir que se les presente cada actividad antes de que puedan usarla. No pueden trabajar con materiales que no se les haya presentado, esa es la primera regla de la clase. La piedra angular de un aula Montessori es hacer que el niño sea independiente de la guía y de las asistentes, de modo que todos los materiales, sillas, mesas, estanterías y bandejas tengan el tamaño adecuado para que las pueda manejar un niño. Gran parte del trabajo se presenta en bandejas y todo el trabajo se realiza de izquierda a derecha. Algunos trabajos se hacen en alfombras sobre el suelo, y se les enseña a los niños que la alfombra es para trabajar y no para sentarse. Si alguien está trabajando sobre una alfombra, hay que caminar alrededor de ella para no perturbar el trabajo de otro. Enseñamos a los niños a llevar una bandeja, a enrollar una alfombra, a colocar una silla, a usar los materiales correctamente y a dejar todo limpio y devolver la bandeja a su sitio en el estante, para que el próximo niño que quiera usarlo pueda hacerlo fácilmente. Si se derrama o ensucia algo, se les enseña a fregar y a barrer. También les enseñamos a lavar y secar sus propios platos y vasos después del desayuno y el almuerzo, y a limpiar la mesa. Estas actividades no deben limitarse al aula, sin embargo.
Los principios fundamentales
Independencia, orden, estructura, autodisciplina, responsabilidad, respeto, modales, gracia y cortesía, rutina, amabilidad, ayuda y cuidado hacia los demás son algunos de los principios Montessori. También es un entorno no competitivo en el que se anima al niño a mejorarse a sí mismo, no a competir con los demás. Las reglas de la clase son no gritar ni levantar la voz en clase, no correr en clase, etc.
Cómo tender un puente entre el hogar y la escuela
Podéis ayudar a vuestros hijos animándoles a que lleven su propia mochila al aula y a que se responsabilicen de sus pertenencias y de llevarlas de vuelta a casa al final del día. Podéis pedirles en casa que jueguen con un juguete cada la vez y que los guarden en el lugar correcto antes de coger otro. Por supuesto, esto requerirá que os toméis un tiempo para crear un ambiente preparado en casa donde todo tenga su lugar, en un estante o en una caja dentro de un armario, al que se pueda acceder fácilmente. Podéis decirles que recojan al terminar y enseñarles a ayudar en las tareas domésticas: preparando la mesa para cenar, asegurándose de que las mascotas tienen comida y agua, o sacando la compra del coche, y ayudando a colocar las cosas en su sitio. Estas son todas actividades divertidas que a los niños les encanta hacer, pero que también les hacen sentirse orgullosos de sí mismos al convertirse en un miembro de la familia que contribuye. También deben poder ayudar de manera limitada con algunas de las tareas y responsabilidades de limpieza que han aprendido en el entorno escolar.
Podéis enseñarles a cuidar y a respetar sus pertenencias y los muebles y pertenencias del hogar. Podéis insistir en el uso de palabras de cortesía como “por favor”, “gracias”, “perdón”, “hola”, “adiós”, “buenas noches”, “buenos días”… Si no les enseñáis esto a vuestros hijos para mostrar respeto y buenos modales en casa, modelando este comportamiento, ¿quién les enseñará si no? Enseñadles a comportarse cuando vais a visitar la casa de otras personas y en lugares públicos enseñándoles a ser considerados y conscientes de los demás. Enseñadles lo que es y no es un comportamiento socialmente aceptable. Enseñadles a respetar a los adultos y a sus maestros, pero sobre todo a sus padres. No hay que tener miedo a la disciplina, ni tampoco a decir “no” a los niños.
Es imperativo tener normas en la casa como, por ejemplo, no saltar sobre el sofá o las camas, limpiarse los pies o quitarse las botas embarradas en la puerta, hacer contacto visual al hablar, reconocer las instrucciones, no gritar o levantar la voz, dejar todo recogido al terminar, etc.
Se debe fomentar la resolución de problemas a una edad temprana, así como la toma de decisiones. Preguntadle cómo piensan que se puede resolver el problema. Os sorprenderías de lo cooperativos que quieren ser los niños y de lo buenos que son para encontrar soluciones. Podéis comenzar el proceso sugiriendo algunas soluciones y ellos pueden seguir a partir de ahí. Es importante reconocer los sentimientos de vuestros hijos diciendo: “Sé que te sientes frustrado, así que encontremos una solución”.
Permitidles tomar decisiones limitadas. Así pues, si cuesta salir de casa por la mañana y llegar a la escuela a tiempo porque vuestro hijo quiere cambiarse de ropa cientos de veces o no quiere las opciones de desayuno sugeridas, entonces se puede hablar con él la noche anterior, elegir juntos dos opciones de ropa, y lo mismo con el desayuno. De esta forma, por la mañana tendrán que elegir una de las dos opciones. Esto hace que el comienzo del día sea mucho menos caótico y fortalece las habilidades de toma de decisiones del niño.
No paséis nunca de una actividad a otra sin antes informar al niño de lo que va a pasar. Dadles siempre una cantidad justa de tiempo para adaptarse a lo que viene a continuación. Entonces, podéis hablar la noche anterior de todo lo que vayáis a hacer, y luego recordárselo al día siguiente diciéndoles que después de la escuela vais a hacer esto o aquello. Si están concentrados en una actividad como jugar o dibujar, es necesario avisarles al menos quince minutos antes de que llegue el momento, diciendo: ”En quince minutos necesitamos salir de la casa”. Luego, decirles: “En diez minutos”, etc. Los niños necesitan tiempo para adaptarse de una cosa a otra.
También es importante crear un hogar donde todo tenga un lugar y todo se coloque en su sitio una vez utilizado. Muchos padres viven vidas extremadamente estresantes y tienen muy poco tiempo para ellos mismos. Lo último que tienen en mente es una casa ordenada. Sin embargo, menos es más, y cuanto más optimicéis la casa y os deshagáis del desorden, más fácil es gestionarlo. En mi experiencia, la mayoría de los niños actualmente tienen demasiados juguetes con los que apenas juegan.
Invertid tiempo en estar todos juntos haciendo algunas actividades de ocio. Estos son los recuerdos que valoraréis algún día. Id a pescar, montar en bicicleta, acampar, hacer senderismo o pasear. Los niños recuerdan estos momentos especiales y olvidan rápidamente los juguetes. Por último, disfrutad de este momento en la vida de vuestros hijos, ya que crecen demasiado rápido.